Ciudad de México - Ningún tema será más emotivo e importante para los mexicanos en ambos lados de la frontera como la migración durante la reunión entre el presidente Barack Obama y Enrique Peña Nieto este jueves.
El plan de Obama durante su visita de 24 horas consiste en ayudar a México a cambiar su imagen de una bañada en sangre y violencia, a otra de promesas de crecimiento económico, un reto que se complica luego del anuncio de México de que limitará el contacto entre las agencias de seguridad estadounidenses a la Secretaría de Gobernación.
Además de la frustración entre funcionarios de Obama, la realidad es que ningún par de países tiene tanto impacto en la vida cotidiana del otro como México y Estados Unidos. Y eso es aún más válido hoy, con más de $500,000 millones en intercambios comerciales anuales, un millón de cruces y lazos de sangre -- mas de 33 millones de estadounidenses tienen raíces mexicanas --, lo que hace a la reforma migratoria aún más apremiante.
"Los hispanos son un una creciente población de Estados Unidos", dijo Ben Rhodes, asesor adjunto de seguridad nacional para las comunicaciones estratégicas de la Casa Blanca. "... y tienen lazos familiares con México y América Central, y el presidente abordará eso y proveerá el contexto para la reforma migratoria".
Se espera que Obama presente su visión de una región gigante trabajando mano a mano para competir económicamente con la Unión Europea y China. También se anticipa que hable de oportunidades en el ramo energético, programas de intercambios estudiantiles que podrían incluso beneficiar a algunas universidades en Texas, proyectos de infraestructura fronteriza para facilitar y aumentar el comercio, y la importancia de la reforma migratoria.
Es probable que exalte los logros de su contraparte, que incluyen la reforma educativa, una reforma sobre el sector de telecomunicaciones que enfrenta al imperio del hombre más rico del mundo, Carlos Slim, cuya compañía, América Móvil, controla más del 60% del mercado telefónico, y a la cadena de televisión más grande de América Latina, Televisa, que capta al 70% del público.
Esos temas "reflejan la preferencia de Peña Nieto por poner en los reflectores temas de reforma económica, y el deseo de Obama por sobresaltar el progreso de México, así como su importancia para Estados Unidos en medio del actual debate migratorio", dijo Andrew Selee, del Woodrow Wilson Center.
Mientras que el gobierno de Peña Nieto se intenta desmarcar de las prioridades de seguridad del gobierno estadounidense, señales a lo largo del país indican una mayor cooperación en todos los niveles. Estos indicios se reflejan en una nueva encuesta del Pew que muestra que 66% de los mexicanos consultados tienen una actitud favorable hacia Estados Unidos.
Los indicios son grandes y pequeños. Esta semana en Ciudad Juárez, funcionarios de ambos lados de la frontera despidieron al saliente alcalde de El Paso, John Cook. El evento no es extraordinario, pero aún así fue considerada una ocasión especial por funcionarios como Jacob Prado, el cónsul general de México en El Paso, "por reflejar la cooperación cotidiana entre gobiernos para mejorar nuestro vecindario".
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