A 20 años de que Dallas fuera sede de la Copa del Mundo, la fiebre por el futbol por fin comienza a sentirse en la ciudad.
Miles de aficionados se congregaron en varios puntos del Norte de Texas para mirar en pantallas gigantes los partidos de Estados Unidos durante el Mundial de Brasil 2014.
"Eso olvídate, nunca en la vida hace veinte años", comenta el chileno Andy Swift, director de la Copa Dallas.
Estas manifestaciones de apoyo son muy distantes de las calles vacías de Dallas cuando en 1994 fue una de las nueve sedes del país en albergar la Copa del Mundo.
"No era la megafiesta ni la locura que es ahora. El ambiente era mínimo", cuenta la peruana Leslie Ríos, quien presenció algunos de los juegos mundialistas en Dallas hace dos décadas atrás, cuando tenía 13 años.
"La ciudad ni lo sintió, solo en la Main Street pusieron banderas alusivas al Mundial", recuerda el salvadoreño Carlos Alvarado, quien asistió a varios de los partidos en el Cotton Bowl como aficionado.
El Cotton Bowl albergó seis juegos.
Cuatro partidos fueron correspondientes a la fase de grupos, uno a octavos de final y otro, a cuartos. Éste último, cuando Brasil venció 3-2 a Holanda, fue considerado el mejor juego de ese Mundial.
Los sudamericanos eventualmente se coronaron campeones tras vencer en la final a Italia en penales.
"Ver los goles de los grandes jugadores del momento, Romario, Bebeto y Branco en el estadio, es un momento muy emocionante", narra el chileno René Cuevas, de 55 años, quien fue a ese partido con unos amigos.
Costosa organización
Traer el Mundial a Dallas no fue tarea fácil, recuerda Jim Graham, presidente del comité organizador de Estados Unidos 1994 en Dallas.
La ciudad no estaba lista. Y menos para albergar un deporte poco popular entre los estadounidenses.
Hace dos décadas, el 18.53% de la población del Condado de Dallas era hispano. Según los datos del censo del 2010, los latinos ahora representan el 40%.
"El futbol estaba en su infancia en Estados Unidos", acota el inglés Gordon Jago, de 81 años, ex presidente de la Copa Dallas y uno de los primeros impulsores del soccer en el Norte de Texas.
Jago, quien participó en la organización del Mundial como promotor, cree que la gente no comprendía de la magnitud del evento.
"Una señora me preguntó ¿los árbitros van a necesitar hospedaje en casas?".
Según datos del Ayuntamiento de Dallas, la ciudad invirtió $14 millones en 1993 para renovar el área de prensa y los vestidores del Cotton Bowl, cuya capacidad en ese entonces era para 64,000 aficionados.
"Entonces era la mayor cantidad (de dinero) en la historia para un evento en Dallas", destaca Jim Graham, empresario petrolero de Dallas.
Asientos vacios
Pero el estadio no se llenó.
"El Cotton Bowl estaba lleno solo un lado y el resto, vacío", cuenta Ríos.
El partido que Nigeria ganó 3-0 a Bulgaria el 21 de junio de ese año en Dallas lo presenciaron 44,132 personas. Fue la asistencia más baja durante todo el certamen mundialista a nivel nacional.
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