Una coalición de activistas anunció eventos para no olvidar la crisis que viven los niños centroamericanos en la frontera con México, y para que la gente de Dallas pida al gobierno estadounidense conceder estatus de refugiados a los menores.
Las acciones inician la noche del sábado con una vigilia y el domingo al mediodía con una huelga de hambre de siete días por parte del activista Roberto Corona, presidente de Pueblo Sin Fronteras, ambas en las afueras de la iglesia United Methodist de Oak Cliff, 549 E. Jefferson Boulevard.
El lunes y martes alrededor de las 7 p.m. habrá vigilias, oración y testimonio de migrantes. El resto de la semana habrá firma de cartas, visitas al consulado mexicano y a un evento del congresista de Dallas Pete Sessions. La semana de activismo denominada "Luz de las Americas" concluye el domingo con una obra de teatro y el final del ayuno de Corona.
"Lo que buscamos con esta huelga de hambre es hacer un llamado a las autoridades de cada país (EU, México y los de Centroamérica) para que sean mas humanos y que respeten los derechos de los migrantes y los niños refugiados", dijo Corona el sábado en los escalones de la iglesia United Methodist.
Lo acompañaron representantes del Centro Comunitario Monseñor Romero, Padrinos en la Educación y Mujeres Sin Fronteras.
"La ONU los ha reconocido como refugiados, las ONG's (organizaciones no gubernamentales) también los reconocen como tales. Hacemos un llamado a cada país para hacer lo mismo", agregó.
El temor de los activistas es que la crisis humanitaria quede en el olvido, dejando de acaparar los encabezados y la discusión pública a medida que cae el número de detenciones.
El gobierno federal anunció la semana pasada que el número de detenciones de menores bajó de 300 a 150 por día, e informó que cerraría tres albergues por ya no considerarlos necesarios.
Corona indicó que la migración de niños se disparó en meses recientes, pero no es algo nuevo. Por lo tanto, sigue existiendo la necesidad de protegerlos en su brutal travesía por México y asegurar sus derechos en los centros de detención estadounidenses, dijo.
"Sabemos que niños y niñas son abusados de este lado de la frontera, en un país donde se suponen no se violan los derechos humanos… vemos muchos testimonios de los niños que están en los albergues", dijo Corona, refiriéndose a reportes documentados de hacinamiento y otros de supuesto maltrato psicológico.
"Muchas veces nos enteramos de estas cosas y parece que no nos llegan al corazón. La gente de Dallas se puede solidarizar con los niños uniéndose al ayuno, viniendo a las vigilias, participando en las redes sociales, mandando cartas o hablando con sus gobernantes… todos tenemos la facultad de encender una luz", dijo, haciendo alusión al nombre de la campaña.
Antonio Herrera, coordinador del Centro Comunitario Monseñor Romero, coincidió en que la vida en un albergue para migrantes no es fácil. Él estuvo en uno en 1988 en California cuando llegó de El Salvador. Dijo que sufrió la detención, maltrato y que "para todo había que pasar con el director".
"Se sufre cuando uno viene para acá. Si eso siente uno de adulto, ¿cómo no van a sentir los niños?", dijo.
Herrera y otros activistas recientemente hicieron una colecta de víveres y otros artículos que enviaron por trailer a un refugio para niños migrantes en McAllen, Texas.
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