Â¿AhÃ vienen los fascistas?

En uno de los mayores insultos a la inteligencia en estos últimos días, el presidente venezolano Nicolás Maduro tildó de "fascistas" a un grupo de estudiantes y opositores que protestan contra su gobierno. Con cientos de detenidos, decenas de heridos y al menos cinco fallecidos, es muy llamativo que el líder que controla las fuerzas de seguridad acuse a otros ciudadanos, en este caso, los manifestantes, de ser los responsables.

"Venezuela es víctima de una agresión de bandas fascistas de la derecha contra la sociedad y el pueblo, tengan la seguridad que los venceremos", arengó el mandatario a través de su cuenta de Twitter.

En su ensayo "Ur-Fascismo" o "Fascismo eterno", el escritor y filósofo italiano Umberto Eco detallaba 14 características del fascismo, entre ellas: una obsesión por el complot, envidia y miedo al enemigo y un principio de guerra permanente. Ese es precisamente el estado en el que se halla el gobierno de Venezuela. Por ello, el término "fascista" le calza mejor a Maduro.

Paralelamente en Ecuador, un discurso con rasgos fascistas también se ha repetido. El protagonista: el presidente Rafael Correa. Los hechos: una reñida elección por la alcaldía de Quito que se define este fin de semana. Aunque el candidato oficialista (el actual alcalde Augusto Barrera) tiene las de ganar gracias a la maquinaria del gobierno que controla medios y la entidad electoral, el empate técnico que señalan las encuestas con el contrincante Mauricio Rodas causó conmoción en filas oficialistas.

"El enemigo sabe de la importancia de Quito. Conoce que desde ahí puede desestabilizar a tu gobierno", dice Correa en una carta escrita a su militancia y publicada en su cuenta de Twitter.

"Lo típico del fascismo es ser al mismo tiempo revolucionario y reaccionario. Nacionalista, anticapitalista y populista. Le gusta dividir a la sociedad entre amigos y enemigos, en buenos y malos, en fieles y traidores, valerosos y escuálidos", sostiene el escritor colombiano Héctor Abad Faciolince en un artículo publicado en El Espectador la semana anterior, en clara referencia a Venezuela, pero cuyos términos son también aplicables a Ecuador.

El autor de Angosta va más lejos para definir el caso venezolano: "Típico es también que busquen el poder tirando piedra y al llegar al poder quieran prohibir o matar a los tirapiedras. Actúan como fascistas y acusan a sus contrincantes de ser fascistas. Protestar es legítimo, menos en la fascista Venezuela".

En Venezuela, no obstante, la situación es crítica. Según datos que difunde Associated Press, la inflación anualizada alcanza el 56.3%, y el índice de escasez se ubicó en 28%, el nivel más alto desde que comenzó a difundirse el indicador en el 2009. El país enfrenta una galopante inflación a pesar de tener desde hace 11 años un control de precios y de cambio.

En Ecuador, la situación económica es mucho más estable. Entre los líderes del llamado "socialismo del siglo 21", Correa es el más pragmático de todos y mantiene el flujo de ingresos petroleros más o menos balanceados y con políticas meramente capitalistas.